viernes, 28 de mayo de 2010

Capitulo IV del Principito. CLUB DE LA LECTURA

CLUB DE LECTURA


JUEVES 10 DE JUNIO LA SIGUIENTE CONVOCATORIA...


SEGUIMOS LEYENDO EL PRINCIPITO
Antoine de Saint- Exupèry
"El Principito"
Con ilustraciones del Autor
IV

Supe algo más acerca de él. ¡El planeta de donde provenía era apenas más grande que una casa!

Tenía conocimiento, que fuera de los grandes planetas conocidos como la Tierra, Júpiter, Marte, Venus, hay centenares de planetas, muchas veces tan pequeñitos, que apenas pueden ser vistos a través de un telescopio.

Cuando un astrónomo descubre alguno, lo identifica con un número. Por ejemplo: "asteroide 3251".

Suficientes razones tengo como para creer que el planeta de donde provenía mi amigo es el asteroide B 612. Sólo una vez ha sido visto con el telescopio, en el año 1909, por un astrónomo de origen turco.

El científico realizó la demostración de su descubrimiento en un Congreso Internacional de Astronomía. Su explicación no fue creíble a causa de su vestido. Así son las personas grandes.

Sin embargo, más tarde, un dictador turco obligó al pueblo bajo ley de pena de muerte, vestirse al estilo europeo. Esto ofreció nueva oportunidad al astrónomo quien en 1920 mostró por segunda vez su descubrimiento, pero en esta oportunidad, con un traje sumamente elegante. Esta vez, todo el mundo compartió su opinión.

Referí detalles del asteroide B 612 tan sólo por las personas grandes. Ellos aman los números. Cuando les comunicáis acerca de un nuevo amigo, jamás preguntan sobre lo esencial: "Cómo es el timbre de su voz? Cuáles son los juegos que prefiere? Colecciona mariposas?" En cambio preguntan: "Qué edad tiene? Cuántos hermanos? Cuánto pesa? Cuánto gana su padre?". Sólo así creen conocerle.

Si contás a los adultos: "He visto una magnífica casa construida con ladrillos rojos, geranios en las ventanas y palomas en el techo...", no podrán imaginarse la casa. En cambio si dices: "He visto una casa de cien mil francos", exclaman: "Qué hermosa es!"

Si dices: "La prueba que confirma que el principito existió es que era encantador, que reía y que quería un cordero. Querer un cordero es prueba de su existencia", se encogerán de hombros y os tratarán como se trata a un niño. En cambio si les dices: "El planeta de donde provenía es el asteroide B 612", quedarán convencidos y no formularán más preguntas sobre esta cuestión. Son así, no hay que reprocharles. Los niñitos deben ser muy indulgentes con las personas grandes.
 
Los que comprendemos la vida, nos burlamos de los números. Más me hubiera gustado dar comienzo a esta historia como si se tratara de un cuento de hadas. En tal caso hubiera dicho:

"Había una vez un principito que vivía en un planeta apenas más grande que él y que tenía la necesidad de un amigo..." Para aquéllos que comprenden la vida les habría parecido mucho más real.

Detesto que se lea mi libro a la ligera. Me entristece relatar estos recuerdos!. Transcurrieron ya seis años que mi hombrecito se marchó con su cordero. Intento describirlo aquí sencillamente para no olvidarlo. Es triste olvidar a un amigo. No todos han tenido esta oportunidad. Podría transformarme en persona grande e interesarme sólo por las cifras. Es por ello que me he comprado una caja de lápices de colores. A mi edad, es penoso retomar el dibujo, cuando sólo se hicieron algunos esbozos de boas cerradas y abiertas a la edad de seis años. Intentaré hacer la reproducción de los dibujos, lo más parecidos posible. Dudo tener éxito pues un retrato va, y el otro no se parece más. Cometo errores en la talla. Es aquí el principito demasiado alto; allá algo pequeño. Se me desdibuja por instantes el color de su vestido. Voy ensayando de una forma u otra a fin de lograr el retrato más próximo a él. Habrán de perdonar mis imperfecciones. Mi amigo jamás daba explicaciones. Tal vez me creía parecido a él; aunque yo lamentablemente, no poseo la cualidad de ver corderos a través de una caja. Me pareceré quizá a las personas grandes. Indudablemente, debo haber envejecido.

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