GUSI VIVE EN QUENTAR
Esta es una historia de sedas, moreras, capullos, gusanos simpáticos y niños y niñas de Quéntar.. La morera es un árbol muy grande que da unos frutos riquísimos de color morado.
Los mayores sabios del pueblo quieren mucho a estos árboles porque, además de permitirles comer de sus frutos y trepar por sus ramas, sus hojas verdes y tiernas sirven de alimento a un animalito muy amigo del hombre y trabajador: el gusano de seda.
Había una vez un gusano de seda, que vivía en una caja de cartón, debajo de una enorme planta de morera. La morera estaba en el patio de Julián y él era el encargado de cuidar de los gusanos de seda.
Había una vez un gusano de seda, que vivía en una caja de cartón, debajo de una enorme planta de morera. La morera estaba en el patio de Julián y él era el encargado de cuidar de los gusanos de seda.
Todos los días Julián recortaba hojitas tiernas de morera para darle de comer a los gusanitos. Atendía en especial a Gusi, que tenía mucho apetito.
Un día Gusi descubrió que eso de pasarse el día comiendo hojitas era aburrido. De repente le daban ganas de treparse al árbol, como había visto que lo hacía Julián cuando venía a jugar al patio… a lo mejor era lindo.
Así que un día, sin decir nada, se escapó de su cajita y comenzó a treparse por el tronco de la morera. Era realmente lindo estar arriba. Desde allí se veía todo tan diferente. Ese de allá abajo era Julián, parecía muy preocupado buscando algo entre los pastitos.
Iba a llamarlo… Pero, ¿cómo hacerlo. ..? Entonces le vinieron las ganas de tejer. Comenzó casi sin darse cuenta. De su boca salían unos hilitos que se iban enredando, al final se quedó encerrado en una red de brillantes hilos de seda. Cuando acordó le había tomado un sueño bárbaro. Y se durmió, lo más campante…
Cuando Julián, cansado de buscar a Gusi por todos lados, decidió jugar un rato trepado a la morera, descubrió un hermoso capullo de hilos de seda. Claro, su mamá se lo había dicho: Gusi era un gusano de seda y se había encerrado en un capullo para convertirse en mariposa.
Pasaron los días y Gusi se despertó. Se había convertido en mariposa. Una mariposa igualita a su mamá. Porque al fin y al cabo ella había nacido de un huevito de mariposa.
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